6 acciones que ponen en riesgo de muerte a tu negocio

Cuando ya tienes tu negocio, una de las cosas en las que más piensas y te enfocas es en cómo volverlo sólido para que logre crecer, y es que hacer realidad una idea de negocio es apenas el primer paso en el camino del emprendimiento. Tras él, viene uno de los principales desafíos de muchos: lograr que la empresa sobreviva más allá de los dos años de vida.

En México, la tasa de mortalidad de los micro, pequeños y medianos negocios es alta: alrededor del 70% cierra antes de llegar a los dos años de operación.

Las dificultades y los retos son enormes y variados. Muchos tienen que ver con factores externos, como la situación económica o el poco acceso a capital; sin embargo, la mayoría están en manos del emprendedor: al final, los resultados dependen de tu motivación, esfuerzo y aprendizaje.

Lo importante en esto es que detectes a tiempo las señales de alarma y tomes decisiones para trabajar aquellos aspectos que están poniendo en riesgo de muerte a tu empresa. Estos son los errores más importantes que debes evitar.

No capacitarte

Algo que está de moda hoy, mañana puede convertirse en algo del pasado; por esto, es necesario estar al pendiente de los cambios que afecten al negocio para responder a ellos y adaptarse.

Una de las mejores formas de hacerlo es mediante la capacitación, la actualización constante tanto de conocimientos como de habilidades.

El acercarse a expertos y asistir a talleres, cursos, pláticas… puede ayudarte a mejorar aquello en lo que todavía no estás al 100 y a no quedarte atrás de la competencia. Y esto también debes aplicarlo con tu equipo de trabajo: tanto tú como ellos deben estar capacitándose.

Hay que estar actualizándose constantemente, no puedes estar aplicando las mismas estrategias de hace 20 o 30 años.

No escuchar a tu cliente

Debes de conocer muy bien a tu cliente (hábitos de consumo) y estar atento a sus necesidades.

Recuerda que el proceso de venta no termina con el pago del consumidor: busca cómo retroalimentarte para saber si hay aspectos en los que debes mejorar y que pueden ser la diferencia entre que las personas regresen a comprar o simplemente te olviden.

En esta parte, el servicio juega un papel fundamental. Cuando un cliente piensa en servicio, lo que está buscando es calidad: un negocio que esté al pendiente de sus necesidades, resuelva sus dudas, esté atento al momento de la compra… en fin, el cliente busca disfrutar lo que compra y el proceso mediante el cual lo adquiere, en pocas palabras: vivir una experiencia agradable de compra.

Descuidar la calidad

Cuando alguien compra un producto o servicio, busca que aquello que adquiere resuelva una necesidad o un deseo. Si lo que compra no lo logra o se daña rápidamente (y además no cuenta con garantía), el cliente simplemente se queda insatisfecho, lo cual provoca que vaya con la competencia.

Los consumidores siempre están buscando los productos y servicios que mejor solucionen sus problemas, necesidades o deseos, por esto hay que fijarse en los materiales que van a usarse para producirlos, los procesos mediante los que se fabrican, la atención que se brinda al momento de comercializarlos… Todo suma a la calidad que brinde el negocio y ésta es un factor que provoca que los clientes regresen o no.

Subestimar a la competencia

Fíjate en los grandes de tu sector y replica aquellas prácticas que los han hecho distinguirse.

Y si otros negocios están ganando terreno aceleradamente, préstales atención. Algo deben estar haciendo bien y pueden resultar una buena fuente de información sobre una nueva tendencia o de cómo comunicarse de manera novedosa con la audiencia. Distinguir aquello en lo que puedes mejorar también te lo puede decir tu competencia.

Falta de planeación estratégica

Generalmente, los pequeños negocios no planifican, así que operan conforme las necesidades y urgencias se van presentando, lo cual dificulta el crecimiento.

Es recomendable contemplar el cómo, cuándo y con qué objetivo deben llevarse a cabo las acciones para mejorar el desarrollo de todas las áreas del negocio; además de contar con un plan de trabajo calendarizado (por semana, mes y año) y con métricas (formas de medir) que indiquen si los objetivos se están alcanzando.

No llevar una buena administración

Mantén un registro de ingresos, egresos, activos y pasivos. Trata de separar tus finanzas personas de las del negocio.

Y si tus ingresos aumentan, mantén tus gastos al mismo nivel que en un inicio. No adquieras deudas sólo porque sí. Una buena administración es indispensable para que el negocio perdure.

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