5 diferencias entre el autoempleo y el emprendimiento

Hay personas que no encajan en una oficina y que definitivamente no están hechas para seguir horarios. Y no es que tengan un problema con la disciplina o la autoridad, simplemente tienen una necesidad de crear planes y cumplir objetivos personales.

Se trata de personas creativas, autodidactas, adictas al trabajo y que realmente disfrutan lo que hacen. Por eso, muchas veces no se sienten a gusto siendo empleados y buscan crear sus propios proyectos.

Tal vez tú llenes ese perfil y sientas que es momento de emprender un negocio propio. Muchos inician con esa idea, pero terminan quedándose como autoempleados… ¿Qué acaso no es lo mismo?

Antes de lanzarte a la aventura de dejar de ser un godín, debes conocer muy bien cuáles son las diferencias entre un emprendedor y un autoempleado. Aunque ambas formas de trabajar son respetables y requieren de esfuerzo, no son lo mismo; y es conveniente que sepas distinguirlas para que te encamines correctamente por el sendero que deseas.

1. ¿Eres el operador o el estratega?

Quien trabaja por su cuenta, el autoempleado o freelancer, tiene como principal activo su especialidad y se encarga él mismo de producir el bien o servicio que vende.

El emprendedor, por el contrario, está enfocado en gestionar acciones para obtener una ganancia. Busca el desarrollo de procesos y la formación de un equipo que trabaje de forma autónoma para crear aquello que vende.

Si bien muchos emprendedores inician siendo parte de la operación del negocio, llega un momento en que logran dar el salto para dedicarse únicamente a la dirección y delegan las tareas que antes realizaban a una persona o a todo un equipo. Esto no significa que no se involucren directamente en ciertas actividades, pero tienen mayor libertad de escogerlas.

2. Actividad individual vs. equipo

Un trabajador independiente se encarga de todo: producir el bien o el servicio, vender y hacer las facturas. Al hacerlo todo, ya sea por ahorrarse costos o porque son muy perfeccionista y creen que nadie hará su trabajo como ellos, tienden a ser personas autodidactas. Una de las desventajas es que tienen un límite en el número de proyectos y clientes que pueden manejar a la vez.

Un emprendedor no hace de todo, pues se apoya en un grupo de colaboradores que cumplen funciones claras en la empresa; así que están enfocados en dirigir y en buscar nuevas oportunidades.

3. Inversiones distintas

Las actividades enfocadas en el autoempleo suelen ser de servicios o requerir poco dinero en insumos, como en el caso de una maquillista o un artesano.

En el caso de un emprendimiento, las cosas son distintas. Para crecer, un negocio necesita invertir dinero de forma consistente en materias primas, talento humano, maquinaria, estructura operativa y marketing.

4. Visiones distintas

El trabajador independiente tiene, en general, un solo objetivo: cubrir sus gastos personales y tener un margen razonable de ahorro. Quizá no ve mucho más allá y sólo busca tener los clientes o proyectos justos (y que puede llevar él mismo) para obtener las ganancias necesarias.

Un emprendedor está decidido a ser un empresario, y por lo tanto, tienen una ambición mucho mayor en cuanto a clientes, ingresos y tamaño de la empresa.

5. Informalidad vs. formalidad

Quien trabaja por su cuenta suele hacerlo de forma desordenada, sin procesos ni presupuestos. Mientras que un emprendedor, conforme crece su negocio, debe incluir procesos operativos, transparencia, facturación de cada trabajo, pago de impuestos y planificación estratégica.

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