¿Por qué son importantes las finanzas personales?

El dinero es un medio que nos permite alcanzar nuestro objetivos de vida, nuestros sueños: sirve para construir eso que queremos.

Si sabemos qué es lo que queremos o hacia dónde vamos (una casa, un auto, un retiro sin preocupaciones, un viaje por Europa, estudios universitarios para nuestros hijos o para nosotros mismos) y reconocemos que estas metas son prioridades (que están por encima de tener ropa cara, ir a comer a restaurantes todos los días, comprar lo último en tecnología…) ya tenemos parte del trabajo hecho, pues sabremos a qué está destinado ese dinero que con tanto esfuerzo ganamos.

Ahora bien, si el dinero es uno de los medios mediante el cual se pueden alcanzar determinados objetivos, las finanzas personales son la herramienta que nos permite administrar y utilizar el dinero adecuada y eficientemente, para poder alcanzar nuestros sueños.

Y es que conocer de finanzas personales puede ser la diferencia entre vivir un presente ahogado en deudas con un presupuesto apretado y tener unas cuentas sanas con buenas perspectivas a futuro.

Esta disciplina existe para que las personas y familias tengan un bolsillo sano y logren sus objetivos sin comprometer su presente y futuro financiero. Pare ello, deben conocer algunos conceptos básicos que tienen que ver con su situación financiera y los instrumentos que pueden utilizar para potenciarla.

Así que una persona debe saber:

  • Cuánto gana (sus ingresos fijos, que es todo lo que recibe de dinero de forma frecuente),
  • cuánto gasta (principalmente, los gastos fijos como la renta, la despensa, la luz, el teléfono),
  • recursos con los que dispone (que son los activos, tal como una casa o un terreno),
  • y sus deudas (que son los pasivos).

Por supuesto, también tiene que conocer las herramientas con las que dispone para lograr sus objetivos, como las cuentas de ahorro e instrumentos de inversión.

Así, lo primero que hay que hacer para planificar las finanzas personales es iniciar un proceso de evaluación: saber si las finanzas son sanas por medio de la comparación de los ingresos y gastos. Si los ingresos son mayores, ya vamos por buen camino.

Sabiendo esto, se pueden establecer objetivos y el tiempo en el cual se alcanzarán (si son a corto -como unas vacaciones- o largo plazo -ahorros para la educación de los hijos o para el retiro-).

Ya con estos elementos, se puede planificar cuánto dinero destinar a cada uno de los objetivos y qué instrumentos financieros pueden funcionar mejor para lograrlos sin poner en riesgo el presente financiero.

Por supuesto, hay que apegarse al plan financiero hecho lo más posible, aunque haya imprevistos que resulten ser un obstáculo para lograr las metas. Para esto, se recomienda siempre tener un fondo de ahorro para emergencias.

No dejes para mañana la planificación de tus finanzas, pues entre más pronto comiences, más pronto estarás trabajando por alcanzar tus sueños.

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